Síndrome de Alienación Parental: un diagnóstico que colisiona con las buenas prácticas psicológicas y el ejercicio ético de la profesión.
¿Qué es el SAP y cuándo se utiliza?
El SAP o Síndrome de Alienación Parental o cualquiera de sus eufemismos en los informes judiciales, sostiene que niños/as/es pueden ser manipulados psicológicamente para denunciar a uno de sus progenitores y que el contenido de esas denuncias es fruto de un invento inoculado por el otro de los progenitores, generalmente la madre. El término SAP fue acuñado en 1985, por el psiquiatra infantil Richard Gardner, un oficial del ejército estadounidense denunciado por pedofilia. Este doctor afirma que las mujeres, que se ven obligadas a compartir crianza con hombres de los que se han divorciado, dedican gran parte de su jornada a manipular los pensamientos de sus hijos/as/es para que odien a su padre y acaben por no tener relación ni contacto alguno con él.
Este "falso síndrome" fue rechazado por las principales sociedades médicas y de salud mental del mundo, incluida la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psicología, por no contar con ningún aval científico.
Y si bien el SAP fue descartado como entidad sigue aplicándose de hecho. En múltiples sentencias judiciales es mencionado como tal u oculto tras conceptos como ‘madre obstaculizadora’, ‘interferencia parental’, ‘co-construcción del relato’, ‘relato implantado’, ‘proyección de relato materno’, ‘programación’, entre otros, presentando informes psicosociales que concluyen en que el niño/a/e miente o que la madre le está diciendo qué decir, o es una mujer despechada que continúa el vínculo con el abusador. Utilizándose principalmente para retirar la custodia a mujeres por considerar que manipulan a los/as/es niños/as/es contra el padre, mayormente en casos donde este progenitor es acusado de abuso. Incluso los medios de comunicación han tratado de manera irresponsable este tipo de información.
¿Cuáles son los fundamentos que lo refutan?
Es un concepto misógino y patriarcal:
La Justicia, por lo general patriarcal y con poca formación en violencia de género - pese a que desde el año 2019 existe una ley que establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación - sigue usando el SAP y sus eufemismos para decir que la madre influye sobre el/la/le niño/a/e.
Si bien la teoría supone que el SAP podrían provocarlo indistintamente ambos progenitores, se aplica generalmente para justificar la manipulación de la madre en contra del padre, la cual debe cargar además con el estigma de "esta qué habrá hecho para que le quiten a sus hijos/as/es." Cosa que no ocurre cuando quien pierde la custodia es el padre.
El uso de este falso síndrome es un fiel reflejo de la violencia institucional que golpea a las mujeres, por lo que urge analizar con rigor y desde la perspectiva de género las actuaciones que se están justificando con el falso SAP.
Se basa en una mirada adultocentrista:
A la luz de la Ley Nacional 26.061, niños/as/es no sólo son sujetos de protección reforzada, sino también sujetos de derechos que hablan de muchas maneras, por medio de comportamientos, del juego o en el plano simbólico. La Justicia no puede desestimar su voz, ni las otras maneras que tiene de comunicar las situaciones traumáticas, en un proceso en que los/as/es niños/as/es deben ser los/las/les protagonistas.
El SAP no solo subestima la capacidad de niños/as/es, al sostener que pueden ser manipulados y no pueden expresarse por sí mismos, sino que también invalida otras medidas de prueba, fundamentales para evitar la revinculación con el integrante de la familia denunciado de cometer el abuso, dejando como consecuencia la revictimización y severas afectaciones a los derechos de niños/as/es.
¿Cuáles son los motivos para evitar su uso en las prácticas psicológicas?
Ya en diciembre del 2019, la Federación de Psicólogos de la República Argentina (FePRA) rectificó que la utilización del diagnóstico de Síndrome de Alienación Parental colisiona con lo que son las buenas prácticas psicológicas y el ejercicio ético de la profesión. Advirtiendo también sobre las consecuencias nefastas de su aplicación, ya que el paso siguiente al diagnóstico es lo que se conoce como la “terapia de la amenaza”, que consiste en el hostigamiento hacia el niño o niña para obligarlo/a a desdecirse de la denuncia y revincularse con quien fue acusado de abuso o violencia.
La federación destaca la gravedad de que se siga dando espacio a falsas teorías que buscan degradar y descalificar la palabra de niñas/os/es cuando se atreven a denunciar los abusos o violencias que están padeciendo.
Este falso síndrome ya fue desestimado y descalificado por la cámara de senadores y diputados de la Nación, sin embargo, actualmente en Mendoza, sigue apareciendo en las sentencias y deja muchas veces a niños/as/es en manos de sus abusadores. Es importante que, como profesionales de la salud, promovamos prácticas éticas y acompañemos al crecimiento de herramientas que sustenten los derechos de niños/as/es.
Comisión de Género y Diversidad Sexual