Nuestra postura frente a los hechos y denuncias relacionados con el Instituto El Próvolo
Como sociedad este fin de semana nos hemos sentido profundamente afectados por la noticia de abusos reiterados sobre niños dentro de una institución que debía cuidarlos y protegerlos.
Sucesos como éstos nos movilizan a comprender los riesgos y el daño que los contextos de encierro entrañan. Sobre todo si ese aislamiento social está “justificado” en la discapacidad o la pobreza. Eventos como éstos nos obligan a entender que debemos asumir la responsabilidad de visibilizar las violencias y abusos a los que muchas veces son sometidos niños, niñas y adolescentes y la importancia del valorar y atender su palabra. Tarea que luego continúa con la contención y respeto sobre ellos, cuidando su intimidad y protegiendo cualquier revictimización en ese proceso, rodeando a los involucrados con adultos verdaderamente responsables y cuidadosos.
Es un camino difícil, que requiere de nuestra madurez como familiares, profesionales y vecinos involucrados para contener y ayudar respetando la integridad emocional y física de los afectados.
Se hace necesario de parte nuestra, como sociedad, asumir la responsabilidad de estar atentos a involucrarnos y denunciar circunstancias abusivas sobre la integridad de las personas en la infancia cualquiera sea nuestro lugar de participación, ya que el silencio termina siendo facilitador de múltiples situaciones de vulnerabilización y violencia.
Acompañamos el dolor de los niños y adolescentes involucrados y de sus amigos, compañeros y familiares, y brindamos nuestro apoyo a los profesionales que intervengan responsablemente para que hagan justicia priorizando y cuidando la salud emocional de los afectados.